La Iglesia Episcopal en Jerusalén y Oriente Medio ha condenado la "flagrante" incursión de soldados de ocupación israelíes en su iglesia de Ramala, en la Cisjordania ocupada. La incursión no anunciada e injustificada en los locales de la Iglesia Anglicana/Episcopal de San Andrés fue llevada a cabo por soldados israelíes en la madrugada del jueves, alrededor de las 3 de la mañana, hora local.
Los soldados rompieron la cerradura de la puerta y el cristal de seguridad. Durante dos horas, ocuparon todo el complejo, que incluye el santuario de la iglesia, el salón parroquial, las oficinas de la iglesia, la rectoría y el Centro Médico Episcopal Árabe.
En un comunicado de la Iglesia Episcopal se afirma que la comunidad cristiana que vive en el recinto de la iglesia se sintió insegura durante la redada. "El sonido de los disparos, de las granadas de aturdimiento y de los destrozos en las puertas aterrorizó a las familias que vivían allí", se afirma.
Más tarde se supo que el objetivo de la redada eran las oficinas de las ONG palestinas que alquilan espacio en el recinto de la iglesia, incluida la organización de derechos humanos Al-Haq. En octubre del año pasado, Al-Haq fue una de las seis ONG designadas como "organización terrorista" por el gobierno israelí, medida que fue criticada por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH). Refutando la afirmación israelí, la CIA y varios países europeos han llegado a la conclusión de que no hay pruebas que apoyen tal designación de las ONG.
"La Diócesis Episcopal de Jerusalén, dirigida por el Reverendo Hosam E Naoum, condena inequívocamente este ataque contra uno de sus lugares sagrados de culto, así como la devastación de la propiedad de la iglesia, como una violación del derecho internacional y un acto terrorista contra toda la comunidad", añadió la Iglesia Episcopal. "Los lugares de culto y los complejos eclesiásticos deben ser santuarios para que las comunidades se sientan seguras para practicar su fe y su ministerio". El asalto al complejo de San Andrés en Ramala es un "asalto contra su libre ejercicio de la religión como Iglesia cristiana establecida y oficialmente reconocida".
En lo que muchos consideran una indignación selectiva respecto a la suerte de los cristianos en Oriente Medio, los gobiernos occidentales han guardado silencio sobre el terror de Israel a los cristianos palestinos, mientras que han hablado de los extremistas musulmanes que han atacado a las comunidades cristianas. Los líderes de la Iglesia han advertido en repetidas ocasiones que los cristianos se enfrentan a la amenaza de "extinción" por parte de grupos israelíes "radicales".
Antes de la creación de Israel en 1948, los cristianos palestinos eran la segunda comunidad religiosa más importante de Palestina, y representaban más del once por ciento de la población total. Las oleadas de limpieza étnica que los palestinos llaman la Nakba ("Catástrofe") han reducido su número hasta su actual nivel de "extinción".
La sangrienta toma, anexión ilegal y ocupación militar de Jerusalén por parte de Israel desde 1967 ha acelerado la huida de los cristianos palestinos de su hogar ancestral. Los grupos de derechos humanos han descrito el dominio de Israel sobre el territorio como una forma de apartheid bajo el cual los palestinos cristianos también son tratados como ciudadanos de segunda y tercera clase.
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